El presidente sectorial de aceite de oliva de Cooperativas Agro-alimentarias, Rafael Sánchez de Puerta, aboga por hacer «una reflexión profunda» sobre los métodos de clasificación del producto para evitar que se dañe su imagen entre los consumidores o que surjan acusaciones de fraude. Así lo defiende De Puerta, vicepresidente del Grupo de Diálogo Civil de aceite, frutas y hortalizas, bebidas espirituosas y flor de la Unión Europea (UE) -el antiguo Comité Consultivo-, en un momento en el que las acusaciones de fraude a Deoleo en Italia por vender, presuntamente, aceite de oliva virgen etiquetado como virgen extra, reabre el debate sobre la utilización del «panel de cata». En una entrevista con Efeagro, respalda la vigencia de este panel test -un grupo de expertos que determina que un aceite de oliva virgen extra lo es, y no es de inferior categoría-, pero «no como se está aplicando ahora».
Debería exigirse solo para la clasificación de los vírgenes extra antes de salir al mercado y «por un período de tiempo que habría que revisar», para evitar problemas jurídicos a las empresas.
Que se trate al aciete como a otros productos y evitar los espectáculos
Una vez que el virgen extra haya pasado los controles oficiales de la Administración a salida del fabricante -insiste- debería considerarse que el producto cumple todos los requisitos exigidos durante un período determinado, por ejemplo un año para los mercados nacionales, y un año y medio para la exportación.
Y, el caso de que se detecten problemas de calidad en puntos de venta, plantea que se proceda como en otros alimentos: «A nadie se le acusa por fraude porque un vino se haya estropeado; simplemente, la empresa se pone de acuerdo con el distribuidor y se sustituye por otro».
Hay que evitar «que se haga siempre un espectáculo de esto», que se cuestione la calidad del producto y que se siembren dudas entre los consumidores sobre la calidad de lo que están comprando.
En ningún caso, apunta, debe utilizarse el panel de cata para controlar los aceites una vez que se han puesto en el mercado, consciente de que este producto ha podido cumplir todos los requisitos en la fabricación, pero deteriorarse después por un inadecuado transporte o mala conservación por terceros.
«Si se deteriora, habrá que buscar una manera de sustituir el producto por otro, pero no debería utilizarse para imputar un caso de fraude a los fabricantes ni que le puedan condenar por ello».
El aumento de la importación de Túnez no es grave pero sí creará tensiones
De Puerta, quien ha participado esta semana en las reuniones del Grupo de Trabajo de aceite y Consultivo en la Unión Europea (UE) y en una Asamblea sectorial de Cooperativas Agro-alimentarias- también se ha referido a otros asuntos de actualidad como las importaciones de Túnez, la campaña de recolección o la evolución de los precios.
A su vuelta de Bruselas, Sánchez de Puerta ha confirmado que la Unión Europea ha anunciado ya que se eliminarán los límites mensuales del contingente de importación de Túnez -aplicable desde enero- y, en febrero, se aprobará además su aumento -actualmente son 56.000 toneladas anuales con acceso preferente a la UE- en 35.000 toneladas adicionales para un período de dos años.
Señala que estas cantidades no son un volumen importante como para alterar las disponibilidades de materia prima, ni para desestabilizar los mercados, aunque sí reconoce que podría tener efectos puntuales en los que haya «tensiones».
Al eliminarse los techos mensuales que se pueden importar desde Túnez a la UE, puede aumentar el abastecimiento de forma destacada en ciertos momentos y «parar los mercados», pero en líneas generales «con el tiempo se asimilarán perfectamente» estos volúmenes.
Comienza a preocupar más la próxima campaña que ésta
Sobre las cifras de producción, De Puerta mantiene el consenso de que habrá una cosecha que rondará los 1,25 millones de toneladas y que las disponibilidades de aceite de oliva «serán muy parecidas» al año pasado.
Respecto a la comercialización, la campaña «ha empezado más lenta» porque se parten de precios más altos, aunque han ido cediendo después. «Vamos a ver cómo se encaja esto; lo que hace falta es que se dinamice el mercado», plantea.
Todo el sector, en su opinión, no mira ya a la campaña actual -se recolectan las fincas estos días-, sino a la posterior (2016-2017) porque, si persiste la sequía actual, no se podrían atender los niveles de comercialización actuales.