- Con el kilogramo por encima ya de los tres euros, la demanda cayó en enero un 31% respecto al mismo mes del año anterior
- El guión de esta película se comenzó a escribir un 24 de octubre de 2014. Ese día la consejera de Agricultura, Elena Víboras, ponía negro sobre blanco lo que los aceituneros venían diciendo desde el verano. No hay aceituna, no hay aceite. Días después las cotizaciones comenzaron a subir. Primero poco a poco. Después más rápido. Y la semana pasada se alcanzaron los máximos del ejercicio, el jueves para más señas, cuando las operaciones de ese día se cerraron por encima de los 3,01 euros por kilogramo. El mercado se autorregula -la ‘mano invisible’ de la que hablaba Adam Smith-. Cuando la oferta supera a la demanda, las cosas valen más. Y si nos fijamos en la evolución de ambas variables en los primeros cuatro meses, falta producto sí o sí. Además -y esto es muy importante-, tampoco hay en el resto de países productores, por lo que estos 3,01 euros referidos anteriormente se quedarán cortísimos en breve. Ya lo verán.
Si en el primer tercio de curso, entre octubre y enero, han salido 478.699 toneladas y la disponibilidad que hay para los dos tercios restantes -incluyendo producción y ‘stock’- es de 809.277 toneladas, pues eso, que las cuentas no salen por muchas vueltas que le demos. Así que la corrección solo puede venir por la vía de los precios. Por eso hay quienes están hablando ya de cuatro euros por kilogramo e incluso más. No habrá que esperar mucho para comprobarlo. De hecho, ya está ocurriendo. Fijémonos en los últimos datos publicados por la Agencia de Control y Seguridad Alimentaria -organismo dependiente del Ministerio donde se integra la antigua Agencia para el Aceite de Oliva-. La cooperativas y almazaras españolas despacharon el mes pasado 108.300 toneladas, lo que significa un descenso cercano al treinta y uno por ciento respecto a idéntico periodo del año anterior, cuando se facturaron 156.500 toneladas. ¿Qué ha sucedido? Pues hace un año el kilogramo estaba saliendo por 1,92 euros y ahora estamos ya por encima de los 3,01. Más de un euro de diferencia que ha provocado que compradores, intermediarios y corredores hayan adquirido 48.200 toneladas menos.
¿Y en qué afecta todo esto al bolsillo de los olivareros? Pues conviene valorar este asunto desde una doble perspectiva. Si traducimos todas las cantidades anteriores a euros en la cuenta corriente de los productores, observamos que esta subida de precio le están viniendo muy bien a los olivareros, aunque estén vendiendo menos. Este enero se embolsaron en conjunto 326 millones de euros cuando hace un año se quedaron en 300,5 millones. Pero las cosas tienen que cambiar. O, mejor dicho, van a cambiar. Y lo harán en la medida que el aceite se aprecie, caminemos hacia los cuatro euros y los clientes, fundamentalmente los grandes envasadores, vayan aquilatando sus pedidos -y agotando las 188.704 toneladas que aún tienen en existencias-.
Es decir, en teoría, antes o después todas estas alzas en origen deberían trasladarse a destino. Entonces la amenaza será otra. Que los consumidores no quieran o no puedan pagar lo que se marca en las estanterías y se produzca una fuga de usuarios, tanto domésticos como vinculados al canal de hoteles, cafeterías y restaurantes, hacia otras grasas vegetales más económicas, un escenario más que factible en la actualidad.
http://www.ideal.es/jaen/jaen/201502/18/mano-invisible-mercado-aceite-20150218010625-v.html