Años y años lleva el sector debatiendo sobre la importancia de la estabilidad de los precios del aceite de oliva en el origen y en el lineal para garantizar, por un lado, una renta agraria al olivarero que hace bien su trabajo y por otra parte al consumidor que busca calidad, trazabilidad y precios estables; y hoy por hoy cada vez se aleja ese ansiado acuerdo, en el que todos ganen, pero que no sea a costa de los eslabones más débiles de la cadena de valor del aceite de oliva.
Llevamos años sufriendo los desaguisados que se producen en los precios del aceite de oliva en el lineal (tanto si hablamos de precios al alza como a la baja, que tanto daño hacen al conjunto del sector) y que además sirven para que muchos medios de comunicación profanos en la materia crean falsas alarmas y sensacionalismo, que en nada ayudan a promover el consumo y al reconocimiento de su calidad.
Hablamos de un debate tan enquistado que ni en épocas de bonanza hemos podido llegar a acuerdos, mirando al futuro no muy lejano donde podremos hablar de producciones de más de 2 millones de toneladas de aceite de oliva Ya sabemos que soluciones mágicas no hay, que estamos en un cultivo donde no todas las campañas son iguales, donde los mercados exteriores inuyen de manera importante sobre la evolución de las cotizaciones, pero quizás podríamos encontrar un gran aliado en la estabilidad del precio del aceite de oliva en la gran distribución comercial; siempre y dejara de utilizar el aceite de oliva como producto gancho para ganar clientes a sus puntos de venta.
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