El cambio climático tiene consecuencias directas sobre el olivar al igual que la tiene sobre todas las actividades agrarias y ganaderas. Hay muchas variantes y variables que van más allá de que llueva más o haya más sequía. Dentro del programa InfoAdapta-Agri, la UPA, con el apoyo del Ministerio de Agricultura y la Fundación Biodiversidad, han desarrollado varios Manuales de Adaptación frente al Cambio Climático, uno de ellos dedicados a los cultivos leñosos donde destaca el olivar. Entre sus recomendaciones claves destacan:
Elección de variedades en olivo en función de la ubicación
Los estudios sobre el cultivo del olivo se han centrado en comprobar cómo el cambio climático está afectando a la fecha de floración, los requerimientos de frío (vernalización) y al estrés por calor durante la floración que puede sufrir este cultivo. En este caso, la adaptación se dirige a encontrar una combinación favorable de variedades y localización. Ante los escenarios de cambio climático, se hace necesario investigar y seleccionar los genotipos con mayor resistencia biótica (hongos, insectos) y abiótica (sequía y calor).
Cambios en la orientación de las filas de los cultivos leñosos
Se recomienda orientación hacia el este con N-S + 20 o 30 º. Con esta orientación se exponen menos los árboles y arbustos durante la tarde y horas centrales del día, que es cuando hay más insolación y temperatura. Esta medida permite que la planta soporte condiciones de menos agua y temperaturas más elevadas. Temperaturas excesivamente altas en épocas de maduración tienen efectos de pérdidas de calidad y de rendimiento.
Laboreos mínimos
Se trata de reducir el número de labores que se realiza en los suelos, para reducir la erosión del mismo y la pérdida de materia orgánica. Se reduce la suela de labor. Con este sistema los residuos se dejan en el suelo, por lo que se amortigua el peso de la maquinaria. Ayuda a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Se reducen las pérdidas por erosión por la presencia de restos vegetales.
Cobertura del suelo con mulching
Se propone esta medida con el objetivo de retener la humedad en el suelo, controlar las malas hierbas y aumentar la cantidad de materia orgánica del suelo, entre otros beneficios. Para hacer la cobertura del suelo, pueden utilizarse hojas trituradas, residuos de cultivo, paja… En épocas de temperaturas muy altas, estas coberturas protegen el suelo del excesivo calor, por lo que estabilizan su temperatura y lo refrescan.
Cubiertas vegetales entre hileras de árboles
Se propone esta medida ya que presenta beneficios agronómicos, medioambientales y económicos. Se reduce la erosión hídrica (puesto que protege al suelo del impacto de las gotas de lluvia) y eólica sobre el terreno, aumenta la conservación de agua en el suelo y aumenta la materia orgánica en este. Favorece la retención de CO 2 en el suelo, en vez de lanzarlo a la atmósfera (secuestro de carbono). Aumenta la biodiversidad. Con esta práctica, en general se reducen los costes de producción, ganando tiempo y ahorrando mano de obra.
Implantar márgenes multifuncionales
Se propone esta medida con el objetivo de aumentar la biodiversidad. Consiste en implantar franjas entre las líneas de los árboles, en las que sembremos una mezcla de semillas de flores que favorezcan la existencia de polinizadores. La ubicación deberá perjudicar lo menos posible la mecanización. Estas franjas ayudarán a reducir la erosión por escorrentía en las parcelas de cultivo producida por la actividad agrícola. Si los márgenes están en el borde de cauces de agua, evitarían la entrada de residuos de productos fitosanitarios a dichos cauces.
Realizar análisis de suelo
Esta medida se plantea con el objetivo de ajustar la fertilización a la necesidad del cultivo y fertilidad del suelo. Es una medida óptima para utilizar en cada aplicación el tipo de abono más idóneo al momento y condiciones de aplicación. Siempre ha sido importante tener analizada la fertilidad del suelo, pero en un escenario de cambio climático con posible reducción de los rendimientos, con mayores pérdidas de fertilización por arrastre, se hace fundamental ajustar las aplicaciones de fertilizantes a las necesidades reales de los cultivos en función de la fertilidad del suelo. Particularmente es interesante, como sustento de tecnologías de aplicación variable de fertilizantes, agua y dosis de semilla, poder contar con un mapeo de suelo que aporte información sobre la textura y los principales macronutrientes del suelo.
Fertilización orgánica
Proponemos esta medida dentro del paquete de economía circular, aprovechamiento de subproductos, deyecciones ganaderas, fracción orgánica de residuos urbanos, lodos de depuradora… Este tipo de fertilización mantiene y fomenta la fertilidad de los suelos, y aumenta la materia orgánica de los mismos. Se propone una fertilización reduciendo especialmente las cantidades a aplicar de nitrógeno mineral. Además, previene la erosión del suelo y mejora su estructura, maximizando el uso eficiente del agua evitando escorrentías.
Aplicación variable del abonado sólido y fertirrigación
Se propone utilizar equipos de aplicación variable de abonado sólido y la fertirrigación, apoyados en mapas de rendimientos y mapas de suelos o de análisis, en tiempo real de las necesidades de cultivo. Consiste en aplicar una dosis diferente de fertilizante en cada zona de una misma parcela, siguiendo un criterio determinado
Extracción y uso racional del agua (energías renovables)
Las mayores necesidades de riego y la sostenibilidad económica de las explotaciones llevan a apostar por las energías renovables para la impulsión del agua de riego. Pero esto no debe llevar a un uso incontrolado del agua, por ello es preciso acompasar la implementación de estos sistemas con un control y gestión racional y sostenible del agua.