Andalucía presentó el viernes los datos del esperado primer aforo oficial de cosecha, que en una parte del sector oleícola ha causado sorpresa por las bajas proyecciones que se barajan, aunque no habrá problemas de abastecimiento ni subidas desmesuradas de precios, según las fuentes consultadas.
En concreto, la Junta de Andalucía dio a conocer, con datos aún muy provisionales, unas estimaciones de 643.000 toneladas de aceite en esta comunidad autónoma, un 56% menos que la anterior campaña, mientras que sitúa la producción española en alrededor de 784.000 toneladas, lo que supone una drástica reducción respecto al ejercicio 2013-2014, cuando se lograron unas históricas 1.780.300.
Las existencias se situaban a finales de agosto, según la AICA, en 614.500 toneladas, aunque fuentes del sector industrial las rebajan ya a alrededor de 400.000 toneladas.
Sumados los stocks actuales y las aportaciones de la nueva cosecha, se dispondrán de alrededor de 1.200.000 toneladas de aceite de oliva para abastecer a los compradores durante la campaña de comercialización 2014-2015, según las fuentes.
Ante esta situación, los precios apuntan al alza de cara a los próximos meses aunque se descartan subidas bruscas o desmesuradas que, por otra parte, serían contraproducentes en parte porque penalizaría el consumo y lastraría la demanda de los “olivas”.
Históricamente ha sucedido que fuertes encarecimientos de la materia prima han provocado una reducción de las compras por parte de los consumidores, que se decantan por productos sustitutivos.
Los operadores resaltan las cifras históricas de exportaciones en la última campaña, aunque los precios de venta no convencen a los productores, que se plantean si la estrategia española es adecuada porque las salidas no van acompañadas de mayor valor añadido.
En cuanto a los precios, la nueva campaña 2014-2015 se inicia con unas cotizaciones algo mejores que la pasada campaña, según constata la Consejería de Agricultura andaluza, con 2,70 euros el kilo en septiembre de 2014 frente a los 2,56 euros el kilo de septiembre de 2013, lo que supone un incremento del 5,8% respecto al anterior.
Más recientemente, el Sistema de Información de Precios en Origen (POOLred) indicaba, del 10 al 16 de octubre, cotizaciones de 2,62 euros/kg para el virgen extra, lo que supone una caída del 0,38%. Los vírgenes se pagan a 2,46 euros/kg (–1,4%), los lampantes a 2,37 euros/kg (–0,71%) y los aceites de calidad inferior a 2,10 euros/kg, apreciándose así un 10,88%, según añade POOLred.
La patronal de almazaras industriales Infaoliva constataba el jueves valores de 2,55 euros/kg para el virgen extra; 2,46 para el virgen y 2,37 euros/kg para el lampante (picuales en todos los casos). La semana pasada fueron de 2,59; 2,48 y 2,39 euros/kg.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) recoge, con datos anteriores, entre el 13 y el 19 de octubre, subidas del 1,29% para el virgen respecto a la semana anterior, del 0,55% para el lampante y del 0,98% para el de girasol refinado, y se mantiene el de orujo crudo.
Por su parte, del 16 al 22 de octubre, la negociación en el Mercado de Futuros del Aceite de Oliva (MFAO) ha alcanzado un volumen de 198 contratos correspondientes a noviembre. Los precios han oscilado entre un mínimo de 2.370 euros por tonelada para el volumen negociado el 21 de octubre y un máximo de 2.400 para los volúmenes
cerrados el 16 de ese mes. La posición abierta ha disminuido en 14 contratos, situándose en 3.171 toneladas, según informa este mercado del largo plazo.
De las noticias de actualidad, destaca el reconocimiento internacional a aceites de oliva producidos en España, tal y como recoge la última edición de la prestigiosa guía Flos Olei.
Entre los 12 mejores aceites vírgenes extra del mundo, y por tanto con la mayor puntuación que ofrece la guía (98 sobre 100) figuran productos de las empresas españolas Castillo de Canena, Galgón 99-Oro Bailén, y Pagos de Familia Marqués de Griñón.
En la guía internacional aparecen hasta 73 españoles, lo que respalda la máxima calidad de estas referencias y reabre el debate sobre la necesidad de que España potencia aún más su estrategia marquista para impulsar ventas de envasado, con más valor añadido, y no depender tanto, como actualmente, del comercio de graneles.