Hay fotos que resumen de un vistazo todo lo que se pueda decir y escribir. Y ésta, tomada en un supermercado de la marca alemana ALDI a las afueras de Madrid, resume muy bien lo que es hoy el mercado de consumo de aceites de oliva en España.
La insistencia por parte de productores y empresas en difundir las bondades saludables excepcionales de un virgen extra frente a los aceites de oliva refinados, choca siempre con la realidad de los precios en la gran distribución. Al igual que la insistencia de cooperativas e industriales privados en reclamar el mayor esmero y cuidado en la recogida, manipulación y transporte del fruto del olivo hasta la almazara para conseguir un fruto sano, y cada vez con más atributos organolépticos destacados, adelantando la cosecha. Después, miras la foto y te preguntas ¿para qué tanto esfuerzo? Para 10 céntimos por litro.
Esa es la diferencia que se paga hoy en día en España entre un aceite de oliva que ha debido ser refinado por no cumplir los estándares de calidad de consumo y un aceite de oliva virgen al que a lo mejor le faltaba muy poco para ser un buen virgen extra. Ni el coste del envase de PET.
Lo mismo sucede con el virgen extra, que se abona a 40 céntimos más caro en PVP venta al público que el refinado, tras llevar detrás muchos meses de trabajo a pie de olivar, en poda, limpieza, abonado, tratamientos contra las plagas, sistemas de riego, muchos jornales e insumos además de un gran cuidado en la recolección para que la aceituna no toque el suelo y llegue impoluta a la almazara. Incluso mermando el rendimiento para primar la calidad. ¿Compensa? Al ver la foto, a muchos productores y almazaras le entrarían serias dudas. Aunque la calidad nunca debería tenerlas.
Para entender porqué es posible que sigan existiendo esos precios hay que mirar siempre la demanda. Lo que quiere y busca el consumidor. Y en España el refinado sigue mandando en los lineales del aceite de oliva. Aunque en los últimos años que el consumo de virgen extra haya repuntado, con un consumidor más fiel a las subidas de precios que el del aceite refinado.
Pero aún así, por inexplicable que parezca, el oliva refinado representa cerca del 40% del consumo de aceites en España, frente al 27% que suman virgen y virgen extra. En consumo per cápita, cada consumidor compra unos 5 litros de oliva refinado de media al año, frente a los 2,5 de virgen extra y 1,06 de virgen.