Si su botella preferida de aceite de oliva del Mediterráneo sube de precio, culpe a un poco razonable clima europeo, y a diminutos insectos.
Las altas temperaturas de la primavera, un verano fresco y abundantes lluvias se han cobrado un precio en la cosecha de aceitunas de algunas regiones clave en Italia, España, Francia y Portugal. Estas condiciones también fomentaron la proliferación de la mosca del olivo y la polilla del olivo, que son plagas destructivas.
La escasez de producción podría convertirse en precios de venta más altos para algunos aceites de oliva, y asesta otro golpe a las renqueantes economías europeas, que tratan de salir de una larga crisis financiera.
«La ley de oferta y demanda es una ley básica del mercado», dijo Joaquim Freire de Andrade, presidente de la asociación de productores Olivum en la región de Alentejo, en el sur de Portugal, donde se produce la mayor parte del aceite de oliva del país. «Es un año duro».
El aceite de oliva es un negocio importante en los países del sur de la Unión Europea. Ellos producen más del 70% del volumen mundial, lo que supuso unos ingresos en exportaciones de casi 1.800 millones de euros (2.200 millones de dólares) el año pasado. Estados Unidos importó algo más de 800 millones de dólares de eso.
Para algunos agricultores europeos, la cosecha de este año ha sido un desastre.
En España, el productor más grande del mundo, la asociación de jóvenes agricultores Asaja dice que 2014 fue «otro desastre» tras la mala cosecha de hace dos años. Se espera que la producción española caiga más de un 50%, con un descenso de al menos el 60% en la región sureña de Andalucía.
Varios factores se han combinado en el caso de España. Los árboles están exhaustos tras la gran cosecha del año pasado. Además, una primavera especialmente cálida afectó a la floración de las plantas, y algunos productores se enfentan a plagas de polillas y moscas del olivo.
Los consumidores ya pagan un euro por litro más por su aceite, indicó el presidente de Asaja, Luis Carlos Valero, aunque no espera una gran subida de precios.
Para los reconocidos productores italianos, «éste es el peor año que se recuerda», aseguró Pietro Sandali, líder del consorcio de agricultores de olivos italianos, Unaprol. El grupo espera un descenso del 35% en su producción nacional este año.
«Esta no es una cosecha para recordar. Es una cosecha para olvidar en todos los aspectos», dijo Augusto Spagnoli, que cultiva aceitunas orgánicas en Nerola, a unos 50 kilómetros de Roma, hablando de pie en medio de sus 10.000 árboles, algunos de los cuales tienen más de 1.600 años.
Los productores franceses dicen enfrentarse a su peor crisis desde que una helada en 1956 diezmó sus olivares. Se esperaba que la cosecha de este año diera 5.000 toneladas métricas de aceite de oliva, pero podría alcanzar sólo las 1.500 toneladas métricas, según la Asociación Interprofesional de Aceitunas Francesas.
El mayor culpable aquí es una mosca del tamaño de una hormiga pequeña. Muerde las olivas y coloca dentro sus larvas, que hacen túneles en la fruta. Hace tiempo que estas moscas son un problema para los productores, pero la escala de este año ha dejado perplejos a los granjeros.
«Nunca había visto esto, y los mayores dicen que nunca habían visto tal proliferación de moscas», comentó Laurent Belorgey, que forma parte de la tercera generación de agricultores de olivas en el Domaine de la Lieutenante, una explotación del siglo XIX al sur de Avignon.
Los olivares griegos, sin embargo, esperan grandes beneficios. Grecia es la tercera productora más grande y espera más que doblar su producción anual, a 300.000 toneladas métricas. Eso son buenas noticias para los agricultores de Creta o el Peloponeso, en el sur, donde la grave crisis financiera de los últimos años dejó a los empresarios cortos de efectivo para mantenimiento e inversión.
La disminución prevista en la producción de la UE podría verse compensada en parte, según los expertos, por las reservas españolas que quedan de la cosecha récord del año pasado.